Tarima flotante para baños: ¿qué hay que tener en cuenta?

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Cuando hablamos de suelos de tarima flotante en los baños es muy importante seguir al pie de la letra las instrucciones de instalación. Si incorporas la superficie de manera incorrecta afectará gravemente a las consecuencias de su uso, pudiendo crear humedades tanto en tu propia casa como en las casas vecinas.

Los baños son las estancias más húmedas de nuestras casas y por tanto la tarima que elijas instalar debería ser impermeable o, en su defecto, de un material que sea muy resistente al agua.

Hay muchas opciones de tarimas flotantes disponibles en el mercado. Por ejemplo, las de tipo laminado son las más apropiadas ya que son las más parecidas a la madera real, su instalación es muy sencilla y traen incorporada una capa protectora que además de proteger el suelo, se limpia fácil y rápido.

A pesar de que tengan muchas ventajas, los suelos laminados, así como el resto de las superficies, deben cuidarse y seguir un mantenimiento preciso para que duren impecables por más tiempo.

También es imprescindible una instalación correcta y aprender a sellar bien sus juntas para que el agua no traspase las baldas.

 

Cómo sellar las juntas de los suelos para el baño

 

Por lo principal, es esencial utilizar un producto especial para sellar las juntas. La manera de realizar este proceso es empezar sellando las juntas largas y después las cortas. Repitiendo el proceso un par de veces para asegurar un sellado perfecto al 100%.

Sobre las lamas, también es importante saber que aquellas que están más expuestas a la humedad o a el agua, deben sellarse el doble que las que estén fuera del alcance del agua. Sobre todo, aquellas que están pegadas a la bañera, al lavabo, al bidé y al váter.

Un consejo para evitar las humedades es que seques con la fregona cada vez que salgas de la ducha. Y cuando vayas a limpiar el baño, escúrrela muy bien antes de frotarla sobre el suelo.

 

6 factores de las tarimas flotantes que debes tener en cuenta

 

Antes de instalar una tarima flotante en tu baño debes considerar varios factores según la ubicación en la que estas estancias estén dentro de la casa, el tamaño que tengan, su exposición a la luz y la distribución de los muebles.

 

1.      Instalar tarima flotante en baños reducidos

 

Los suelos laminados son la mejor opción para instalar en los baños pequeños. Ya que se entiende que, por la distribución, los muebles están más juntos entre ellos y el suelo queda más expuesto a mojarse por cualquiera de sus baldas.

Los suelos laminados son muy resistentes a las humedades y sus juntas impiden el traspaso del agua hacia las capas más internas de la superficie.

 

2.      Utiliza masilla de silicona

 

Usar la masilla a prueba de agua es un paso muy fácil y de suma importancia para conseguir una protección óptima en los suelos de los baños. La masilla de silicona es un material impermeable al agua, flexible y moldeable.

 

La masilla es adaptable a los suelos laminados y por su textura y composición se puede expandir y contraer para rellenar los huecos que hay entre las juntas de las baldas del suelo.

 

Si no usas silicona es muy probable que el agua se cuele por las juntas, incluso aunque creas que están al 100% selladas. Siempre es muy recomendable optar por una capa extra de esta sustancia para asegurarte que tu suelo queda libre de riesgos de humedades.

 

3.      Recubre los bordes del suelo con mosaicos

 

La silicona sirve para aportar un refuerzo extra al sellado de las juntas de las baldas centrales del suelo, sin embargo, las baldas que quedan al borde deben ser reforzadas de otra manera.

Para proteger las baldas de las esquinas y de la entrada del baño, lo mejor es incorporar en el filo un borde decorativo que sirva de barrera protectora sobre la parte de la balda que queda ‘’al aire libre’’ por su ubicación en el suelo.

El borde decorativo puede ser una baldosa dura con mosaicos, un zócalo o una moldura que combine con el resto del suelo. Los sitios idóneos para colocarlo son alrededor de las baldas del lavabo, de la ducha o la bañera, del bidé, del inodoro y de la entrada al baño.

 

4.      Minimiza la humedad de manera eficiente

 

Para evitar el riesgo de humedades lo máximo posible hay una serie de trucos básicos que puedes llevar a cabo en tu día a día sin esfuerzo. Por ejemplo, utiliza el extractor del baño cada vez que salgas de la ducha para eliminar el vapor de agua que se ha creado. Si tienes ventanas que den al exterior, ábrelas para que se evapore de manera natural y así, de paso, ahorras en luz.

 

Después de bañarte pasa una bayeta por las paredes, las cortinas o la puerta corredera de tu bañera o ducha para secar las gotas de agua que haya.

 

5.      Evita que el agua quede estancada

 

El agua estancada se puede prevenir secando el suelo cada vez que se haga uso de los grifos o del inodoro. Lo ideal es tener una fregona exclusiva para el baño e intentar pasarla por el suelo diariamente para secarlo en su totalidad.

 

Incluso aunque creas que ya está seco, si coges este hábito como rutina, ten por seguro que evitarás en un mayor porcentaje el riesgo de que se creen humedades sobre la superficie.

 

6.      Utiliza alfombras de baño

 

Para una protección extra, utiliza alfombras de baño para los pies cada vez que vayas a ducharte. También puedes incorporar alfombra decorativa debajo del lavabo para que proteja el suelo y aporte originalidad al mismo tiempo.

Eso sí, a la hora de pasar la fregona, no te olvides de hacerlo también debajo de éstas. Para asegurarte de que en estos tejidos no se crean mohos ni manchas de humedad, ponlas a secar cada vez que hagas uso del agua en el baño.

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