¿Te estás planteando instalar un suelo de madera exterior en tu vivienda? La tarima de madera es uno de los suelos más elegantes y cálidos que existen, siendo ideal para ponerlo tanto en un porche como en un jardín, en una terraza o alrededor de una piscina. ¡El resultado siempre es increíble!
Digno de una revista de decoración.
Sin embargo, es probable que te hayan surgido algunas dudas sobre si cambia de color con el sol o el cloro o si requiere de muchos cuidados. La buena noticia es que se trata de uno de los pavimentos de exterior más duraderos que existen.
Con un buen mantenimiento puede llegar a durar muchos años como el primer día.
En este artículo, te contamos cuáles son las labores de mantenimiento de los suelos de madera de exterior y cuáles son los mejores productos para ello.
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¿Qué mantenimiento necesita un suelo de madera de exterior?
Los suelos de madera de exterior sufren mucho debido a las adversidades climáticas, el paso del tiempo y los cambios de temperatura. Por este motivo, es fundamental que reciban el mantenimiento adecuado para que luzcan en óptimas condiciones el mayor tiempo posible.
La mayor parte de las maderas de exterior requieren de mantenimiento.
Únicamente las de bambú, que poseen una densidad mucho más alta que la del resto de maderas, pueden dejarse sin aplicar ningún tipo de aceite.El primer síntoma de que nuestro suelo necesita mantenimiento es que se muestre apagado, menos hidratado y menos brillante. Lo que suele producirse por el sol, que además de de deshidratar, tiende a comerse el color.
Los principales problemas de mantenimiento de los suelos de madera aparecen cuando no se realizan de forma adecuada ni con la frecuencia necesaria los procedimientos de cuidado y limpieza.
¿Con qué frecuencia debe realizarse el mantenimiento de los suelos de madera de exterior?
El cuidado de la tarima exterior tiene que realizarse dos veces al año, aunque siempre es importante mantenerla limpia, nutrida e hidratada con productos específicos para ello y de forma constante. Algo que depende mucho en función de la localización geográfica y de la orientación del suelo.
¿Cómo se realiza el mantenimiento de los suelos de madera de exterior?
Para la conservación de los suelos de tarima de madera, hay tres tipos de tratamientos: lasures, aceites y barnices especiales para exterior.
• Los aceites ayudan a nutrir la madera y la renuevan de manera fácil y rápida. Con la ventaja de que es muy fácil de aplicar.
• Los barnices protegen el suelo, siendo bastante resistentes a la abrasión ocasionada por el tránsito, lo que lo convierte en un tratamiento mucho más duradero a largo plazo que los aceites. Incluso son adecuados para los suelos verticales.
• Los lasures son barnices a poro abierto con opción de teñir la madera. Pueden llegar a durar varios años, dependiendo de la exposición solar y de la orientación del suelo.
No obstante, antes de aplicar cualquiera de estos tratamientos, es necesario fregar muy bien el suelo con agua y jabón con ayuda de un cepillo. Incluso si es posible, con una pistola de agua a presión tipo karcher. De esta forma, conseguiremos eliminar toda la suciedad.
Una vez seca, procederemos a barrer y a lijar si fuera necesario. Por último, aplicaremos una capa abundante de aceite de teca con una brocha o un rodillo. Podemos dar entre 2 y 3 capas. Es necesario dejar secar antes de volver a pisar.
¿Cambia el color de los suelos de exterior de madera?
Los suelos de tarima de exterior pueden experimentar cambios de color debido al efecto combinado de la radiación solar con los agentes climáticos, sobre todo la lluvia. Esto hace que, en pocos meses, cualquier suelo de madera que se encuentre a la intemperie pueda adquirir un antiestético color grisáceo.
Para evitarlo, es recomendable tratar el suelo con aceite especial para exteriores que contenga filtro solar. Se trata de productos que trabajan a “por abierto”. Ten en cuenta que si barnizamos y tapamos el poro, la madera no podrá respirar ni realizar sus movimientos naturales. La aplicación de este tipo de tratamientos es aconsejable dos veces al año, antes de la llegada del verano y del invierno.
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