A la hora de reformar una vivienda, escoger el suelo ideal suele ser una de las decisiones más importantes, tanto por cuestiones estéticas como de mantenimiento y limpieza. La cuestión es que muchas veces nos dejamos llevar por el estilo y por el color sin tener en cuenta si realmente es la mejor opción.
Obviamente, en función de la estancia donde vayamos a colocarlo, es más recomendable apostar por una opción u otra. Y es que no es el mismo uso el que le damos a un dormitorio que a un baño o a una cocina.
Aunque la elección del suelo dependerá mucho de las características de tu vivienda y de tu situación personal, también es importante tener en cuenta otros factores como la durabilidad, la regularidad y la facilidad de limpieza.
Especialmente si estás pensando en alquilar un piso, ya que es preferible instalar un suelo más resistente que dure muchos años.
En la actualidad, el mercado nos brinda una impresionante variedad de posibilidades, pero lo cierto es que existen suelos que son más fáciles de limpiar que otros y que parecen ensuciarse menos.
Hoy, en este artículo, desde Parquet Varo te explicamos cuáles son. Para que puedas mantener tu casa siempre perfecta sin necesidad de realizar un esfuerzo extra.
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¿Qué tipo de suelo es más limpio?
Más allá de determinar cuál es el suelo más fácil de limpiar, es importante que tengas en cuenta si es apto para un local comercial, una vivienda o una oficina, por ejemplo. Y es que, como decíamos antes, cada estancia presenta sus propias particularidades y es importante respetarlas.
Suelos laminados
El suelo laminado es una magnífica elección para aquellas personas que quieran un suelo que imite a la madera, pero que sea más duradero y que no requiera de tanto mantenimiento como la madera maciza. Además, dispone de una capa protectora que lo hace más resistente a los arañazos.
En lo que respecta a la limpieza, es suficiente con pasar la aspiradora y la fregona. Eso sí, hay que evitar usar demasiada agua y no usar nunca productos químicos que puedan deteriorarlo. En el mercaso existen productos específicos que garantizan una limpieza segura y eficaz.
Gres o cerámica
Son la opción más duradera y no requiere de mucho mantenimiento. Son impermeables, por lo que resisten muy bien los derrames de líquidos o manchas delicadas, por lo que son perfectos para espacios con mucho paso, como el baño o la cocina.
Solamente es necesario limpiarlo con agua y jabón suave o con productos especiales para este tipo de suelos, realizando el último aclarado solamente con agua para que recupere su brillo. El polvo se limpiar muy bien con la aspiradora y el brillo puede sacarse sin problema con la mopa.
En cuanto al color, siempre es preferible optar por tonalidades beiges o grises, pues dan menos impresión de suciedad que los blancos o los oscuros. Además, es recomendable optar por baldosas grandes con juntas negras o grises para no tener que estar limpiándolas tan a menudo.
Suelos vinílicos
Los suelos vinílicos tienen una apariencia estéticamente impecable y se limpian muy fácilmente. Con pasar la fregona con un poco de detergente neutro es suficiente. Pero incluso podemos usar productos más fuertes si buscamos una mayor desinfección o eliminar manchas complicadas.
Incluso manchas que en otro tipo de suelos serían un verdadero quebradero de cabeza, como tinta o rotulador, salen con alcohol. No obstante, nunca debemos usar limpiadores a vapor o productos a base de aceite, ya que corremos el riesgo de estropear las uniones.
Hormigón pulido o microcemento
Este tipo de suelos son muy resistentes y no cuentan con juntas, por lo que han ido ganando cada vez más adeptos en los últimos años. Con pasar la aspiradora de vez en cuando para quitar el polvo es suficiente. Y para fregarlos, hay que usar con jabón neutro una o dos veces al mes, añadiendo cera natural para que conserve su brillo característico, evitando la lejía u otros productos químicos que puedan resultar abrasivos.
Suelos de mármol
Los suelos de mármol destacan por su resistencia y durabilidad, soportando muy bien la humedad y los cambios de temperatura. Pero, para que mantenga su brillo mucho tiempo, es necesario que se pulan de forma periódica.
Para limpiar el polvo, lo mejor es usar una aspiradora, y para eliminar las manchas, es recomendable usar una fregona con agua y jabón neutro o específico para mármol. Evita usar remedios caseros como vinagre o limón, ya que pueden resultar abrasivos.
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